miércoles, 24 de junio de 2009

Biografía escolar: Un tiempo atrás


Acerca de una biografía escolar trata (o bien pretende tratar) este texto; que, para definirlo mejor, es más como una justificación ante el involuntario olvido de mis años como alumno de las clases de Lengua y Literatura en las escuelas primaria y secundaria.
A los lectores de estas líneas les advierto que escribo cuando hay síntesis, conclusiones y necesidad. Tal vez no tengan ningún sentido estas palabras, como tampoco las que les precedan.
Hace un tiempo atrás falleció Alejandra Abato quien fuera mi maestra de quinto grado y profesora particular de dibujo durante cinco años. Ella incentivaba la lectura de una manera lúdica: trabajábamos un cuento que posteriormente representábamos en el escenario de la institución. La puesta en escena de Natachia fue divertidísima. La niña, cuyo nombre es el del título, tenía que bañar a su perro fóbico al agua, representado por mí. Yo me caracterizaba por ser circense, y representé el papel con tanta gracia que la maestra quiso, que mis compañeros y yo, repitiéramos la función ante otros cursos del colegio.
La reciente muerte de Alejandra es quizás es el motivo por el cual mi memoria vuelve a funcionar. Me devuelve más joven a mis más preciados sueños, los que concreté y los que quedan por concretar. Esos sueños que me devuelven a mi verdadera imagen.
Aquella maestra mía de la niñez, un tiempo dorado, me enseñó a expresarme no sólo a través de las palabras sino también a través de las artes.
Prohibido suicidarse en primavera, Reina de colibríes, Soñar el paraíso, El águila y Vacaciones con Aspirina son algunos de los libros leídos y analizados durante mi estadía en la Escuela Primaria Bartolomé Mitre Nº 4. Sin embargo, por entonces no creo haberme perfilado como el aspirante a Profesor de Lengua y Literatura que soy hoy.
Cursé el colegio secundario en la Escuela de Educación Media Nº 5. Ingresé en 2000 y egresé en 2002.
Odié este período. Nada parecía importarme, todo estaba dañado y no podía fingir ser otro. Quisiera ahora perder la memoria y nunca más recordar.
Hasta que impaciente por escapar de la tristeza en que estaba sumido, ansioso por recuperar en mi cuerpo los sueños y utopías, acabé los estudios, sin complicaciones, sin penas ni glorias.
Específicamente del área de Literatura, recuerdo haber recitado poesías de memoria. Conforme a mi ánimo elegí: Olas grises, de Leopoldo Lugones, Melancolía, de Rubén Darío y La silla que ahora nadie ocupa, de Evaristo Carriego.
Guías de comprobación y comprensión de lectura eran frecuentes. Autores varios: José Hernández, Henrik Ibsen, Gabriel García Márquez, Ernesto Sábato, Esteban Echeverría y Rodolfo Walsh entre otros, aunque ninguno griego o latino y tan sólo Alejandro Casona como representante español.
De los contenidos de Lengua no recuerdo casi nada, seguramente los constantes análisis sintácticos, el esquema de la comunicación y los diferentes tipos de discursos habrán dicho presente en la planificación de los profesores de turno.
Pasarían tres años más antes de poder decir: “Es mentira que nada me importa, que todo me da lo mismo”. En esos años me perdí y volví a encontrar, una vez más. Y en esas idas y venidas me enamoré de las LETRAS. ¿Cómo? La respuesta no corresponde, mi biografía escolar quedó atrás.

Disculpen si no suena cotidiano, pero ser humano también es todo esto, sabemos que cada cual puede ser como quiera y yo también. Silvina Garré

Sebastián La Salle

3 comentarios:

  1. Sebastían: me gusta mucho como está escrito tu texto. No sé, me parece que tiene algo puesto desde las "entrañas". Me gusta mucho también el recuerdo para tu maestra: muchos tenemos a alguien así de especial que ya no está, y al que no pudimos (y ya no podemos) decirle lo bien que nos hizo el tiempo (el momento) en que nos acompañaron en la vida. A veces ellos
    aparecen en los sueños y nos empeñamos en hacerles saber... pero llega el día y sabemos que es en vano...
    Gracias también por compartir tu dibujo, el dibujo de un Sebastían chiquitito, que tuvo la suerte de ver, alguna vez, la vida sonriente, llena de amor y color de rosa... como este osito...

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  2. Sebas...que lindo este texto tan tuyo. Me produjo lindas sensaciones como otros textos que has compartido conmigo. Algo màs...¡¡¡ quiero que me regales un dibujito!!!

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