miércoles, 12 de agosto de 2009

Inicio de las prácticas


Por estos días, algunos de ustedes están iniciando la práctica de residencia. Luego de un breve período de observaciones (acortado por el obligado receso sanitario) se ven ahora ante la preocupación de tener que planificar un tema (lo que implica pensar objetivos, seleccionar y secuenciar contenidos, diseñar actividades, elegir textos, combinar estrategias, etc.) y de llevarlo al aula.
La tarea, tanto del profesor de la práctica, como del profesor orientador, tiene que ver con el acompañamiento en la elaboración, implementación y evaluación del proyecto de práctica. En ese sentido, ya hemos estado intercambiando "borradores" de planes de clases, comentarios, propuestas, etc.
Ante algunas dificultades que ustedes mismos explicitan respecto del diseño de sus planificaciones para la práctica, les propongo que vean esta
guía de auto observación de clases que propone Carmelo Fernández Loya en la Revista Cervantes Virtual Nº 2 (Marzo 2002). Si lo piensan, verán que la orientación que brinda esta guía para observar sus propias clases sirve también, previamente, para planificarlas y organizarlas: para pensar a partir de qué objetivos se piensa la clase, cómo iniciarla, qué contenidos, actividades y textos se seleccionan y para qué y, finalmente, cómo se cierra la clase.
Por otro lado, y tal como proponemos en el proyecto que diseñamos para este espacio, queremos de nuevo enfocar el trabajo hacia la reflexión que las narrativas permiten hacer sobre la propia práctica. En este caso, les pedimos la escritura de diarios personales de la práctica de residencia.


Para esto, les sugerimos dos lecturas: la ponencia “Los residentes como escribas de su propia práctica” de la Lic. Mónica Montero (docente del ISFD Nº 35 de Esteban Echeverría, Buenos Aires) y de “Las formas del conocimiento en el aula” de Verónica Edwards (publicado en Rockwell, E. La escuela cotidiana, F.C.E., México, 1997. No hay versión digital disponible). El trabajo de registro que ustedes tienen que hacer consiste en anotaciones breves que pueden realizar durante el desarrollo de la clase o inmediatamente después de la finalización de la misma. Lo esencial es que puedan tener registros de fragmentos de diálogos (entre ustedes y los alumnos, entre los chicos, o entre ustedes y el profesor orientador), anotaciones sobre “ambientes” que se producen, enumeraciones de momentos de la clase, referencias a problemáticas de convivencia, mención a las “emociones” por las que se transita durante la clase, etc.
No hace falta que registren todas las clases que dicten: pueden elegir algunas. En este sentido, dice Montero que los motivos por los que eligen registrar esas clases pueden ser “… porque fue la más lograda desde el punto de vista de la enseñanza, porque significó un rotundo fracaso, porque tomó un giro inesperado, porque les permitió comprender un proceso de aprendizaje hasta ese entonces desconocido.”
Finalmente, entendemos que la revisión de los registros de las clases a la luz de los conceptos y los principios explicativos construidos en el trabajo realizado en los espacios formativos previos podrá permitir mejorar lo realizado o formular nuevas propuestas.