miércoles, 15 de junio de 2011

Pasión por enseñar


Por Mex Urtizberea
Para LA NACION
Viernes 29 de febrero de 2008

Hay tantas clases de clases como clases. Una de ellas es la de las inolvidables: recuerdo una clase de literatura en la que el profesor abordaba Don Quijote de la Mancha; de pronto, con un gesto vehemente abre el libro y se embarca a leernos el pasaje donde el Quijote muere. Entonces, el profesor empieza a llorar, llora mientras lo lee, cada vez más desconsoladamente, con un último hilo de voz llega hasta el punto final. Cierra el libro, saca un pañuelo, se recompone un poco y dice: “Hemos perdido a un gran hombre”.
En el aula no vuela una mosca, fascinados por la escena. Después íbamos a enterarnos de que en todos los cursos este profesor repetía la misma escena de llanto emocionado en el mismo pasaje del libro. Era su pequeño y pícaro aporte para que nos interesásemos por la literatura.
Hay tantas clases de escuelas como escuelas.
Un padre me comenta, asombrado, que en la escuela de su hijo no le permiten que vaya con el pelo largo. Cuando se acerca a hablar con la directora para defender el derecho de su hijo a tener el cabello como guste, ella le explica que es por el tema de la pediculosis. Al padre no le parece muy razonable la respuesta, siendo que las chicas sí pueden llevar el pelo largo, y le plantea que, en todo caso, su hijo puede atárselo.En fin, señor, termina confesando la directora, ocurre que no queremos acá chicos anormales.
Hay tantas clases de docentes como docentes.
Una profesora me cuenta esta experiencia personal: en una prueba escrita descubre a una alumna con las manos debajo del banco, se acerca y le encuentra su machete escondido. No se enoja, no le grita, no hace público el hecho, no la pone en evidencia frente a sus compañeros, no la expone para que el resto escarmiente; en el más absoluto silencio le retira la hoja y le pone un 1. Días después, le toma el recuperatorio y, ya al final de la hora, vuelve a descubrir a la chica con las manos debajo del banco. Se acerca, resignada, y encuentra que lo que escondía esta vez su alumna era un ramito de jazmines. Son para usted, le dice, y se lo entrega junto con el examen terminado y con la mayoría de los puntos bien resueltos.Todo chico valora ser respetado, me comenta la profesora, todo chico merece ser respetado. Porque son chicos, y están aprendiendo.
Hay tantas clases de chicos como chicos. Unicos e irrepetibles, cada uno con su mochila de problemas y de talentos; a lo mejor, la escuela debería esforzarse por contemplarlos en particularidad, para que cada uno desarrolle lo que tiene para desarrollar, también único e irrepetible, más allá de lo que indican los programas con sus objetivos tan generales.
Hay tantas clases de pasiones como pasiones.
La pasión por enseñar es una de ellas, y da la casualidad de que es esta pasión la que puede despertar la pasión por aprender.
Hay tantas clases de comienzos como comienzos, ojalá sea éste un comienzo de clases totalmente apasionado para todos los docentes y para todos los chicos.

viernes, 3 de junio de 2011

La Educación Prohibida

Les presentamos los dos avances que existen hasta el momento del documental "La Educación Prohibida". Si desean conocer más claramente de qué se trata, haciendo clic en el título de esta entrada podrán acceder a una presentación del proyecto provista por el portal Educ.ar.
Para más información: www.educacionprohibida.org.ar



lunes, 30 de mayo de 2011

Ser docentes

Nací en un pequeño pueblo en el que viví hasta los quince años. Se trata de una localidad de tres mil habitantes, aproximadamente, en la que hay dos escuelas: la Escuela Primaria y la Escuela Media.

Mi experiencia escolar estuvo marcada por el cambio de la Primaria de siete años y la Secundaria de cinco, a la Primaria de nueve años y el Polimodal de tres. Sin embargo, en ese pueblo, una cuestión edilicia que contemplaba no sólo la cantidad y capacidad de las aulas sino también el material disponible en la biblioteca y el laboratorio, hizo que —en los hechos— todo siguiera como antes. Por eso, si bien se suponía que tuviera profesores por área (Lengua, Matemática, Ciencias Sociales y Ciencias Naturales), los tenía por espacio curricular (Cs. Sociales, por ejemplo, era Historia y Geografía). A partir de 2005, al mudarme a una ciudad treinta veces más habitada, sí me inserté en el nuevo modelo.

En el caso de Lengua y Literatura, la mayor parte de mi trayecto fue con más pena que gloria.

Mi profesora de séptimo y octavo año siempre nos dio a mí y a mis compañeros bastante impresión: fumaba un cigarrillo cada diez minutos y padecía cierto desorden alimenticio; en consecuencia, era muy delgada. Pero eso no era tan relevante como el hecho de que de Lengua no sabía nada. Amaba el libro "Mi planta de naranja lima", que sin haber leído, rechazo a partir de la experiencia que tuve con ella. En el taller de Literatura nos enseñaba "los valores y virtudes de los animales", algo carente de fin práctico en absoluto, además de no proveer ningún tipo de preparación cognitiva necesaria para alcanzar otro conocimiento. Tampoco implicaba una estrategia didáctica interesante: cada viernes elaborábamos en el aula, en grupos, afiches ilustrativos al modo de infografías con la información recabada de un volumen sobre animales altamente olvidable. Se suponía que todo apuntaba a relacionar la valía que no sólo el ser humano posee, invitando a la reflexión y a la producción "artística" de un texto explicativo. Pero esa estrategia perdía en el intento. Un día, durante un examen escrito, el profesor de Biología (alguien a quien todos oíamos sin pronunciar una palabra, llegando a dejar en primer plano el zumbido de los tubos fluorescentes), preguntó, observando un afiche: "¿Desde cuándo un hipopótamo es 'ágil'? ¡Si es un animal que pesa toneladas!".

Nunca tuve muy buena relación con esa profesora. Un día le plantee por qué, en vez de pedir que memorizáramos las reglas ortográficas, no nos enseñaba a aplicarlas. Me respondió: "Te creés que sabés todo, Andrés, pero no sabés nada". Nunca volví a opinar en su clase y de hecho trataba de no dar lección, siquiera.

En noveno año la profesora fue otra. Se la pasaba hablando de gusto. Algo la ayudaba a hacerlo: teníamos con ella las dos primeras horas de los lunes y las dos últimas horas de los viernes. Un día entró al salón, tiró sus carpetas sobre el escritorio y exclamó: "¡Los verbos!". Nos enseñó todo lo referido al tema durante un mes entero. Después de evaluado, el furor desapareció.

Cuando daba clases solía no permitirme hablar, argumentando que yo sabía la mayoría de las respuestas a sus preguntas. Al ser cercana a mi familia, cuando mi mamá le comentó que yo me quejaba por no poder participar, la profesora me hizo leer, durante varias clases consecutivas, y hasta hablar de pie, mirando al resto de mis compañeros.

La última semana de clases tomó una evaluación que hoy sería denominada "integradora", cuando tal tipo de evaluación no estaba instaurada. Tuvimos que resolverla en dos clases, por parte, pues su resolución demoraba al menos tres horas y media. Como sabía que me mudaba, me puso un diez y una extensa y grata felicitación.

En la ciudad todo cambió para mejor. La profesora que tuve en primer año de Polimodal (división Ciencias Sociales) tenía el mismo nombre que la profesora de séptimo y octavo año, pero es alguien muy diferente. El primer día tomó un diagnóstico, dado que el curso estaba compuesto por cuarenta alumnos de muy distintas escuelas (particularmente, me sentía un bicho raro porque, a diferencia de los demás, había cambiado de escuela ante la necesidad de mudarme, no a la inversa; es decir, mudarme a causa de la elección de un nuevo colegio). Cuando leí las preguntas del diagnóstico me quise morir; pero no dejé nada sin responder. Durante la devolución la profesora nos pidió que nos acercáramos al escritorio para intercambiar breves palabras con cada uno. Para mí sorpresa, me felicitó. Me aseguró que tenía buena formación. Pero su admiración no duró demasiado (en la cancha se ven los pingos, dicen). A lo largo del ciclo lectivo resultaba evidente que había conceptos y métodos que yo desconocía.

La profesora fundó una revista escolar en la que me involucré los dos años siguientes. Éramos un grupo de treinta alumnos al inicio del proyecto, de los cuales quedamos cinco hacia 2007, año en que egresé.

Los sucesivos años tuvieron dos particularidades: 1) La profesora de Lengua de segundo era la directora. Al llegar al salón repetía siempre el mismo repertorio de preguntas, señalando a diferentes alumnos. Si cuando ella preguntaba, por ejemplo, "¿en qué año se escribió el Poema de Mío Cid?", uno respondía simplemente "en el siglo XII", ella replicaba: "¡la respuesta completa!". 2) El profesor de Historia de la división Cs. Naturales la reemplazó cuando ella se jubiló, alrededor de julio. Nadie esperaba ese suplente, porque nadie sabía que era profesor de Lengua e Historia. Él mismo consideraba sus clases cátedras universitarias y contemplaba muchos conocimientos de Historia que volvían realmente dificultosa la materia. Pese a ello, nos hizo hacer trabajos prácticos interesantes, invitándonos a hacer tareas tales como presentaciones en PowerPoints y verdaderos análisis de novelas (siempre enmarcado, a grosso modo, en teorías estructuralistas y formalistas, al menos al nivel que nosotros podíamos interpretar). Sus métodos, vistos críticamente, eran realmente interesantes.
Haciendo este recorrido pude comprobar que mi experiencia, particularmente en Lengua y Literatura, no fue demasiado buena, si bien tuvo sus "pro". Creo que mi interés en la docencia puede radicar en otras áreas de mi formación. Por ejemplo, si bien detesté siempre la Educación Física, una profesora de mi pueblo natal me demostró su importancia y, de una manera que siempre admiré y aprecié mucho, me instó a practicarla y de hecho a competir en pequeños torneos distritales, algo que de mí nunca hubiese surgido. Lo hizo con verdadera autoridad y compromiso con su tarea y supo recompensarme cuando verdaderamente di lo mejor de mí. La profesora de Plástica de mi pueblo también me abrió a un campo que me atrae (el del diseño) y utilizó recursos verdaderamente creativos desde el punto de vista didáctico, que no se limitaban al mero sentido de creatividad que todos solemos asociar a la Plástica. También tuve, como creo que muchos hemos tenido, a un familiar dándome clases: una de mis cuñadas, en Historia de primero y segundo de Polimodal. Ella me enseñó algo que nunca deberíamos dejar de tener en cuenta: antes de ser docentes, al igual que antes de ser alumnos, somos personas. Eso explica y nos ayuda a comprender, tolerar y sobrellevar muchas situaciones buenas y malas, oportunas o problemáticas. El profesor de Biología de mi pueblo y la profesora de Salud y adolescencia de la ciudad en la que ahora vivo me dieron una importantísima lección reconocida por muchos: la única y verdadera autoridad de un docente es su conocimiento. En este sentido, mi formación actual es en sumo importante (¡importantísima!). Me hicieron saber que un alumno puede no saber nada de muchas cosas, pero si de algo sí sabe, es de profesores. Y precisamente, "saber", en el mejor argumento, la mejor estrategia y el posicionamiento ideal e indispensable para plantarse frente a una clase. El trabajo desde el Consejo Institucional de Convivencia (en EGB 3) y el Centro de Estudiantes (en Polimodal) me formó en la actividad institucional desde chico, para saber que toda institución depende de la buena y fluida comunicación y trabajo en equipo de todos sus miembros (padres, directivos, preceptores, docentes y alumnos). El trabajo en equipo es fundamental, aunque sea blanco de tantas críticas y vicisitudes hoy en día (mmmh..., mejor dicho, ¡siempre!).

La escuela, como toda institución, podría decirse que consiste en un enorme grupo de personas trabajando para lo mismo de forma diferente. Es imposible llegar a absolutos acuerdos; pero es maravilloso saber que en primer y último término, nuestro oficio se basa en intentarlo. Por ejemplo, en trabajar para lograr un acuerdo entre lo que los alumnos saben y lo que podemos enseñarles.

Sin lugar a dudas, la docencia es la profesión que elegí porque es aquello que gracias a, o a pesar de mi formación, es lo que más me motiva, me interesa y me considero mejor capacitado para hacer. Por supuesto, a pesar de ese sentimiento de capacidad (relativa hasta el momento, si se quiere), siempre voy a aprender más (también de eso se trata trabajar en la enseñanza). Y también, claro, todos poseemos varios talentos o puntos fuertes. Sirven fundamentalmente, creo, para invertirlos en eso para lo que tanto nos esforzamos. En mi caso, ser docente.

sábado, 28 de mayo de 2011

Dos espacios recomendados


El toldo de Astier
Propuestas y estudios sobre enseñanza de la lengua y la literatura.
Revista virtual semestral de divulgación. Cátedra de Didáctica de la lengua y la literatura I. Departamento de Letras. Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación. Universidad Nacional de La Plata. Argentina

Cátedra de Literatura Argentina II.
Blog con información para estudiantes - Facultad de Humanidades y Artes, Universidad Nacional de Rosario. Argentina

martes, 17 de mayo de 2011

Día Mundial de Internet

Después de las invenciones del diario, la radio y la televisión, nadie hubiese creído que se originaría un nuevo medio de comunicación masiva ni mucho menos que tal medio alcanzaría niveles tan elevados de recopilación y transmisión (en términos de alcance geográfico así como de velocidad temporal) de la información.

Creado a instancias de la Agencia de Investigación de Proyectos Avanzados de Defensa de los Estados Unidos (DARPA) por una necesidad de mejora en la organización laboral y comunicativa del organismo, y puesto en funcionamiento en 1969, se trata de un conjunto descentralizado de redes de comunicación que trabajan por medio de protocolos; el más famoso de ellos, World Wide Web (www), alcanzó tal expansión que llegó a confundirse con Internet mismo.

Originalmente, se trataba de algo reducido a lo administrativo. Sin embargo, nadie habría podido pronosticar su impacto social, en el mundo laboral, el ocio y el conocimiento a escala global.

Aun cuando se abrió a los usuarios en general, creando redes públicas y habilitando las computadoras para su uso doméstico, inicialmente la Internet tenía un objetivo claro. Se "navegaba" para algo muy concreto. Generalmente, búsquedas de información. Si bien ese objetivo no se desechó, sin duda alguna hoy es muy probable perderse en la Red, debido al inmenso abanico de posibilidades que brinda.

Internet creó y renovó todo tipo de herramientas, medios, instrumentos y hasta modos de relacionarse, creando no pocas veces términos nóveles para hacer referencia a todo ello.

A lo largo de cuatro décadas consiguió:
- Renovar por completo la correspondencia con la creación de casillas de correo electrónico.
- Compendiar a escala global y en gran cantidad de idiomas el material enciclopédico disponible, expandiéndolo y actualizándolo constantemente. Prestigiosas enciclopedias fueron desplazadas del mercado editorial por la Wikipedia, aun cuando es cuestionada por la problemática de la autoridad y fidelidad bibliográfica del material que publica.
- Agilizar como ningún otro medio o instrumento anteriormente creado la búsqueda de información. A este respecto, Google se volvió la página de Internet más visitada del mundo.
- Mejorar y ampliar el modo de conocer y publicar noticias, posibilitando la inmediatez y, en forma concomitante con las nuevas tecnologías, incluir imágenes, videos y audios de aquello de lo que se informa.
- Revolucionar el concepto de derechos de autor. Al conocido Copyright se le sumó el Copyleft, otorgando la posibilidad de "copiar y pergar", con el solo requisito de citar fuente y autor, sin pagar por ello.
- Transformar radicalmente las formas de relación humana, ya no solo en lo referido al medio por el cual se establecen y desarrollan, sino también en las características inherentes a tales relaciones. Las redes sociales, especialmente Facebook y Twitter, tuvieron mucho que ver en este sentido.

Desde 2010, año en el que Presidencia de la Nación de la República Argentina y el Ministerio de Educación lanzaron el plan Conectar Igualdad.com.ar, otorgando por medios de la ANSES netbooks con conexión a Internet a los alumnos de las Escuelas Secundarias públicas (y progresivamente, de los Terciarios y también las escuelas de gestión privada), Internet no puede pasar desapercibido (¡menos que nunca!) para los docentes.
El mismo uso de este blog nos invita, desde el Espacio de la Práctica Docente, a la reflexión sobre el más reciente medio de comunicación masiva, con las posibilidades que otorga y el desafío que implica conocer y aprovechar su uso.

Como corolario a esta entrada, anunciamos la implementación del correo electrónico del Espacio de la Práctica (con asiento en Gmail) y de tres páginas o espacios en redes sociales. Se trata nada menos que de Facebook, Twitter y YouTube. En los primeros dos encontrarán réplicas de cada post (o al menos parte de los mismos, según su extensión) como así también una forma más inmediata de comunicación. El tercero nos pone en situación de deudores de una producción un tanto más elaborada, por lo que el contenido se publicará próximamente.

Acerca de Facebook, encontrarán con el nombre indicado más abajo un usuario y una página universitaria. En caso de agregarnos, tomen en cuenta sólo esta última.

Diseños curriculares y planificaciones



Aquí incluyo el power point que sintetiza el Diseño Curricular de Cuarto y Quinto Año. Además pueden consultar varios ejemplos de planificaciones para Cuarto Año:
- Modelo de planificación para Literatura Cuarto Año
- Planificación Literatura Cuarto Año 2010
- Planificación Literatura Cuarto Año 2011